Un día domingo mi hija me dijo: ¡mamá, necesitas ayuda! Buscó información y el día miércoles estaba en mi primera reunión de DA.
Sentía que perdía tiempo, que las personas allí hablaban de pequeñeces y yo tenía un montón de deudas que tenía que resolver.
Seguí concurriendo con la supervisión de ella. Recién en mi cuarta reunión escuché a una mujer que contó mi historia: “Me voy a dormir con deudas, esperando que se solucionen mientras duermo, y me despierto pensando en quién podía ayudarme a pagar las deudas. Llamadas a todas horas, creatividad para todas las excusas”.
Esa era yo, así pude saber y sentir que DA era para mí.
Que era el lugar en el cual me podía recuperar. Tenía mi ego que todavía no se podía bajar del pedestal, pero no pasó mucho tiempo para darme cuenta que eso fue mi destrucción en mi cuerpo, mente y alma. Ya no podía jugar a ser superyó, eso me llevó a tocar un fondo que hoy sé que allí no quiero volver jamás.
Entre en DA y comencé a utilizar las herramientas, las cuales me dieron claridad y serenidad. Iba a las reuniones presenciales, tomaba un servicio para comprometerme a ir a la reunión siguiente.
Durante los primeros años no faltaba nunca, era mi lugar, donde yo podía hablar sin que nadie me juzgara, podía llorar porque comprendían mis lágrimas. Llegue a mi primera Reunión de Alivio de Presión con todos los nervios y ansiedad de haber estado haciendo las cosas bien. De allí salió mi primer Plan de gasto, que no llegué a los 15 días. Volví a reunirme (RAP) con el 2 Plan de Gasto llegué a los 20 días. Con mi tercera RAP llegué al mes. Cuanta claridad con mis números tuve, a medida que pasaba este proceso de necesidades básicas cubiertas, me fortalecía y tenía cierta seguridad de que podía. Comencé a cancelar deudas, el Grupo de Alivio de Presión me ayudó, me decían primero necesidades básicas cubiertas, luego los acreedores. Tomaba todas las sugerencias. Hasta las que no me convencían, pero no tenía nada que perder (hasta allí yo las cosas las había hecho mal). Me sugirieron que atienda a mis acreedores cuando llamen por teléfono, no importa lo alterada que esté la otra persona. Que dijera que estaba pasando un momento económico malo, que cuando tenga alguna novedad era a los primeros que iba a llamar. Comencé a pagar lo que yo podía, era muy poco.
Me comuniqué con todos a los que debía, a algunos les comencé a pagar y otros tuvieron que esperar. Sentía miedo, pero me entregué a mi Poder Superior.
A medida que comenzaba a trabajar y ganar mucho más, fui aumentando lo que podía pagar. Pagar todas mis deudas me llevo 3 años y 8 meses (esta parte fue la más fácil en recuperación). Trabajar los pasos con mi madrina fue el regalo más bondadoso que recibí en recuperación. Mi madrina me tomó la mano y transitó conmigo ese destapar el dolor, resentimiento, angustia reprimida, miedos, frustraciones y la falta de afecto y contención de mi infancia, adolescencia y adultez. Para ir curando cada una de las heridas que seguían al rojo vivo en mí, por las cuales vivía endeudándome una y otra vez, engañándome y diciéndome que esa era la última vez.
Trabajando los Pasos mi madrina me decía: entras y sales de terapia intensiva muchas veces, pero lo importante es que recuperas sanidad. Y como dicen las Promesas de DA: Comencé a vivir en prosperidad libre de miedos, angustias, resentimiento y deudas.
La primera vez que me endeudé, fue pasar la vergüenza de no poder pagar, pero con esfuerzo logré cancelar todo y me prometí no volver a endeudarme.
Pasaron un par de años y volví a caer en deudas más elevadas donde tuve que pedir ayuda a mis conocidos y con retos salí de ellas devolviendo todo el dinero, y me dije no me endeudo más, no quiero pasar más esta humillación. Y me endeudaba con cosas pequeñas, pero llegó un día que a la deuda que había llegado no tenía retorno, ya no me podían ayudar, más que había prometido que no me endeudaba más. Mentía que todo estaba bien, para todos era una mujer espectacular que todo lo puede, pero por dentro la angustia, el vacío espiritual, lo aislada y sola que me sentía.
Tenía una sonrisa actuada y por dentro: ¡Si supieran todo lo que tengo que pagar! Me detonaba con frases y actitudes de personas de mi entorno. Por ejemplo, si alguien me decía: “Esto no es para Usted. Usted no está a la altura. No es inteligente para hacer eso”. Son algunas frases que me marcaron en la niñez, y mi rebeldía de niña y adolescente me llevaba a decirme: “Cómo? ¡esto es para mí! ¡Claro que es para mí!”.
No había imposibles, no importaba si me endeudaba, pero tenía que lograr aquello. Esto me perjudicó mucho como adulta deudora.
En mi 4 Paso descubrí este y otros muchos activadores que me recordaban a mi niñez, y a los cuales reaccionaba sin saberlo.
También después de haber terminado mi ronda de pasos pude reparar con mis padres. Quería padres amorosos, contenedores y que me apoyaran en mi camino, y nunca lo iba a lograr, porque no pudieron darme algo que no habían recibido. A mi padre lo abandonaron a los 8 años y mi madre una mujer sumisa que todos le decían que tenía que hacer, ella sólo agachaba la cabeza y aceptaba lo que le tocaba.
Pero gracias a mi Poder Superior juntas conocimos el amor de madre e hija, recuerdo ese momento caminando por el pasillo del sanatorio, conversación que tuvimos. Con miedo dijo: “de esta no salgo”. Yo trataba de tranquilizarla: “Tranquila, vamos a estar bien” y la abrace. A lo que ella dijo: “Esto es amor!! ¡¡Qué lindo se siente!!” Y seguimos abrazadas. Lo sentí tan presente a mi Poder Superior ese día.
Hoy a la distancia era un calvario mi día a día, no sabía cómo logré sobrevivir a tanto dolor. D.A. cambió mi vida, tengo mejor comunicación con mis hijos, los amo y me dicen que me aman.
Una frase de esperanza que me decía los días no tan buenos: SI ELLOS PUDIERON YO TAMBIÉN LO VOY A LOGRAR, esto me ayudó en todo este proceso de recuperación.
¡El camino no fue fácil, pero este programa si se trabaja funciona!
Gracias DA Maria