historia de Ricardo

da me salvó la vida

Literalmente es así. Mis compañeros de DA siempre me recuerdan cómo llegué: abatido, desencajado, desesperado y perseguido por los acreedores.

Desde chico siempre tuve mucha facilidad para los negocios. Tenía quince años cuando comencé comprando y vendiendo de todo. Hoy en día con mis sesenta y dos años creo que no hay algo que no haya vendido.

El problema que tuve siempre fue el desmanejo del dinero. Entraba fácil y se iba muy rápido. No lo podía retener. Mi madre me decía: “Ricardo tiene la facilidad de transformar la plata en excremento. Tendría que haber sido químico.” A los quince años tuve que irme de casa ya que mi hermano, que tiene seis años mas que yo, desde mis diez años no paraba de someterme sexualmente, amenazándome de muerte si decía algo.

Viví en casa de amigos o amigas. Mientras, siempre compraba todo tipo de mercadería. Tenía mucha habilidad para hacerlo, pero siempre tenía el problema del gasto compulsivo sin límites. Así fue como a través de los años me fui endeudando. Con acreedores pesados y prestamistas puse mi vida en peligro muchas veces. Estaba totalmente acorralado y vencido, hasta que un día una persona me quiso ayudar hablándome de un lugar llamado DA, donde había gente con mis mismos problemas y que me podían ayudar.

Yo le contesté que ya era tarde, que había decidido suicidarme. Ella insistió y me dijo: “Bueno, está bien; ya tomaste la decisión, pero antes quiero que conozcas a estas personas. Después hacé lo que quieras.”

Me acuerdo que me llevó y me dejó en la puerta del grupo de Loreto. Yo no entendía nada de lo que hablaban y no podía hacer otra cosa que llorar. Varios me dijeron que me quedara, que por más que no entendiera me iban a ayudar. La semana siguiente comenzaron a llamarme preguntándome cómo estaba. Otros me invitaban a tomar un café y charlar. Yo no podía entender por qué gente que recién me conocía me querría ayudar. Fue algo mágico. Por alguna razón volví al otro sábado y poco a poco empecé a comprender. Fui a otros grupos de DA: la Redonda y el grupo de Sarandí. Me dieron literatura de DA: Los doce pasos, Corriente de esperanza, Volviendo al negro. Entre los compañeros y la literatura se me abrió la cabeza.

Cada vez me sentía mejor. Hacía caso a todo lo que me decían. Tuve reuniones de alivio de presión muy buenas. Tengo desde esa época un padrino al que quiero como un hermano. Pude comprender que la deuda no te puede quitar la vida. Usé las herramientas, hice servicio. Todo esto me ayudó a que hoy a mis sesenta y dos años comprenda que el significado de la deuda y la importancia de la recuperación. Siguiendo el programa como procuro hacer hoy en día, yendo a las reuniones presenciales más las de Skype, trabajando los pasos con mi padrino, me mantengo sobrio con muchísima menos angustia.

Y a pesar de las recaídas que me explicaron que son normales, siempre me levanté y sigo luchando para ser próspero y mantener la solvencia.